El Dr. Jean Seignalet fue doctor en medicina. Autor de más de 200 publicaciones en las principales revistas médicas en lengua inglesa y francesa, su actividad médica siempre estuvo relacionada con la química y la biología. Trabajó como médico inmunólogo en el hospital Saint-Eloi (Laboratorio de Inmunología) de Montpellier (Francia) y fue catedrático en la Universidad de la misma ciudad. En 1988 comenzó a investigar sobre el mecanismo de ciertas enfermedades y a tratarlas con un régimen alimenticio. Falleció en Montpellier el 13 de Julio del 2003. Según el Dr. Jean Seignalet, la acumulación en el organismo de residuos alimenticios, bacterianos y metabólicos, conforma un estadio que denomina “Ensuciamiento” y que explica la generación y cura de las principales enfermedades modernas. A continuación hemos resumido un artículo publicado por el mismo dr. Seignalet acerca de sus estudios:

Si excluimos las infecciones bacterianas, virales y parasitarias, hoy en día el mecanismo de desarrollo de la mayor parte de las enfermedades es desconocido o mal conocido. Podemos citar el asma, la rinitis crónica, las alergias, las enfermedades autoinmunes, la colitis, etc. Nuestra ignorancia sobre los procesos de de generación de estas diversas afecciones tienen repercusiones negativas desde un punto de vista práctico. No sabemos prevenir estas enfermedades, y cuando aparecen, nuestros tratamientos son muchas veces ineficaces o insuficientemente eficaces. Lo ideal sería tratar las causas, en vez de tratar únicamente las consecuencias.

ALIMENTACIÓN Y PATOLOGÍAS

Hemos desarrollado una teoría que puede considerarse como una explicación plausible sobre la patogenia de numerosas afecciones. Los argumentos detallados han sido desarrollados en nuestros libros y se pueden resumir de la forma siguiente:

1º) Casi todas las enfermedades son multifactoriales. Su génesis necesita la conjunción de factores genéticos y del entorno. No se pueden cambiar los primeros, pero se pueden modificar los segundos, y eso basta en muchos casos para prevenir o curar.

2º) Los dos elementos importantes son el intestino delgado y la alimentación moderna. Los factores exteriores, para “actuar” de manera peligrosa, deben penetrar en el organismo. Pero no pueden atravesar, ni la piel, ni las mucosas demasiado gruesas e impermeables. Sin embargo dos mucosas son muy débiles, porque son grandes y muy finas: los alvéolos pulmonares y el intestino delgado.

Los alvéolos pulmonares son la vía de acceso para el humo del tabaco y el resto de contaminantes aéreos. Pero el intestino delgado es la vía de entrada más importante, por el hecho de que contiene factores medioambientales, sobre todo alimentos pendientes de la digestión y bacterias. La única barrera que separa estas sustancias peligrosas de nuestra circulación sanguínea es una mucosa de 600 metros cuadrados de superficie y de apenas 0,025 milímetros de espesor. Por tanto, el modo de nutrición va a influir a la vez en el contenido y en la pared del intestino delgado.

Cuando la alimentación es correcta:

• Las enzimas digestivas y las mucinas producidas por las mucosas intestinales están adaptadas a las moléculas ingeridas. Estas últimas no atacan la pared del intestino delgado y son separadas en fragmentos peptídicos muy pequeños. La mucosa se encuentra en un buen estado y deja pasar únicamente estas pequeñas moléculas.

• La flora bacteriana se encuentra igualmente normal. Está presente en abundancia y variada, con más de 500 especies diferentes. Bien tolerada por el organismo humano, vive en simbiosis con él.

Cuando la alimentación no es adecuada, las enzimas y las mucinas no están adaptadas a las moléculas que se encuentran en el organismo. Esto produce:

• Digestión insuficiente de algunos elementos, lo que libera numerosas moléculas alimentarias en la luz digestiva.

• Evolución hacia una flora de putrefacción con aparición de bacterias más o menos peligrosas, cuya destrucción por las defensas inmunitarias libera numerosos desechos bacterianos en la luz digestiva.

• Agresión contra la mucosa del intestino delgado, que puede convertirse en demasiado permeable. El estrés tiene un papel agravante en la permeabilidad intestinal, favoreciendo la secreción de interferón gamma. Este mediador se une a unos receptores de la membrana en el polo basal de los enterocitos y los separa entre sí, lo que produce un agravamiento de la elevada permeabilidad intestinal. A través de la mucosa, ahora porosa, pasan macromoléculas alimenticias y bacterianas que van a ser responsables, en nuestra opinión, de tres grandes categorías de patologías:

1º) Los péptidos antigénicos y las proteínas superantigénicas, capaces de activar los linfocitos T, inducen enfermedades autoinmunes: poliartritis reumatoide, espondilitis anquilosante, reumatismos inflamatorios, síndrome de Gougerot-Sjögren, lupus eritematoso diseminado, esclerodermia, enfermedad de Basedow (hipertiroidismo) , tiroiditis de Hashimoto, esclerosis múltiple en placas, celiaquía, dermatitis herpetiforme, nefropatía por la IgA (enfermedad de Berger), migrañas y cefaleas aparentes.

2º) Las moléculas no antigénicas que no son reconocidas por los linfocitos T, van acumulándose progresivamente en el medio extracelular o en el interior de las células, produciendo enfermedades de “intoxicación”: fibromialgia primitiva, psicosis maniacodepresiva, depresión endógena, esquizofrenia, enfermedad de Alzheimer, enfermedad de Parkinson, diabetes no insulinodependiente , gota, enfermedades hematológicas (anemia, trombocitopenia, poliglobulia, leucopenia, hiperplaquetosis) , sarcoidosis, artrosis, osteoporosis, arteriosclerosis, envejecimiento prematuro, cáncer y leucemias.

3º) La eliminación de las moléculas exógenas, que no pueden romper las enzimas, es asegurada por los polinucleares neutrófilos y los macrófagos que transportan los desechos a través de los emuntorios. Cuando los glóbulos blancos son muchos, provocan una inflamación del emuntorio. Es la patología de eliminación: colitis, enfermedad de Crohn, acné, eccema, urticaria, soriasis, bronquitis, asma, infecciones de repetición, alergias, aftas bucales y enfermedad de Behçet.

BENEFICIOS DE UNA CORRECCION ALIMENTARIA

Un cambio nutricional será el mejor medio para prevenir y curar el desorden expuesto. Ya sea frente a patologías autoinmunes, de ensuciamiento o de eliminación, un régimen alimentario y unos complementos nutricionales bien elegidos, mejorarán de manera muy importante la situación, modificando varios parámetros:

• Restauración de una flora bacteriana fisiológica, lo que permite una reducción importante de las moléculas bacterianas peligrosas.

• Consumo de alimentos compatibles con las enzimas y las mucinas del intestino delgado, lo que genera una reducción importante de las moléculas alimentarias «peligrosas».

• Reparación de los enterocitos (tisis o disyunción), con recuperación de la hermeticidad normal de la mucosa intestinal, lo que basta para impedir el paso de casi todas las moléculas dañinas.

Por todo ello, el flujo de sustancias tóxicas que vienen del intestino se agota. Pero esto no basta para explicar la fuerte mejora o la curación de enfermedades tradicionalmente consideradas como incurables. Es importante comprender que también los desechos, crónicamente acumulados en tejidos y células, pueden ser movilizados y expulsados fuera del organismo. Existe entonces una eliminación integral, más o menos rápida, pero siempre progresiva.

Por lo tanto, el beneficio obtenido por la dietética es, también, progresivo. Al final, es el balance entre los aportes y las salidas de desechos, el que determina la evolución de la enfermedad de la siguiente manera:

• cuando los aportes superan las salidas, más o menos tarde podemos esperar una enfermedad;

• cuando las salidas superan los aportes, el retorno a la normalidad es factible;

• la eliminación parcial de los desechos se traduce en una mejora;

• la eliminación total de los desechos se traduce en una remisión completa.

Recordamos aquí que factores genéticos influyen en estos parámetros. El polimorfismo de las mucinas intestinales, de las enzimas, de los enterocitos y de las enzimas de diferentes células, hace que cambien de un individuo a otro, tanto la resistencia a los aportes excesivos, como las capacidades de eliminación.

¿Qué régimen alimenticio elegir para la prevención o la curación de tantas enfermedades? Importantes argumentos nos hacen pensar que las enzimas y las mucinas humanas están adaptadas a la alimentación prehistórica, practicada durante 5 millones de años, lo que ha permitido una selección eficaz de las poblaciones, según la ley de Darwin; sobre todo porque esta alimentación era natural, similar a la de los animales salvajes. Asimismo, las enzimas y las mucinas humanas no están adaptadas a la alimentación moderna (5000 años), sobre todo porque es “contra natura”, conteniendo demasiadas moléculas inaccesibles a nuestras enzimas. Por lo tanto, hay que excluir de nuestra alimentación todos los productos que no han consumido hombres prehistóricos. En eso se basa nuestro régimen ancestral.

ENSUCIAMIENTO Y ENFERMEDADES DEL ENVEJECIMIENTO

Bajo nuestro punto de vista, el ensuciamiento es el principal responsable de las patologías del envejecimiento. Las moléculas ensuciantes (aquellas no antigénicas) son numerosas en la moderna alimentación: lipopolisacáridos y ADN bacterianos, isómeros de péptidos o de proteínas, glúcidos, lípidos, moléculas de Maillard, etc. Estas moléculas, absorbidas por el intestino, van a circular en la sangre y serán captadas en función de su estructura, por algunas células o algunos tejidos, donde se irán acumulando progresivamente.

Las moléculas cuya estructura es diferente de la del huésped, quedan generalmente fuera de las células, llenando la matriz extracelular. Son a veces fagocitadas, lo que consume energía y libera radicales libres. Por otra parte, van a perturbar las comunicaciones intercelulares. Las moléculas cuya estructura se parece a la del huésped pueden asociarse a los receptores de la membrana celular, entrar en el citoplasma, y llegar hasta el núcleo. Se ha constatado que poliamidas sintéticas absorbidas por vía bucal, podían llegar hasta el núcleo de las células, mezclarse al ADN y modificar la expresión de algunos genes. Observaciones similares se hicieron con el ADN del bacteriófago.

El ensuciamiento intracelular puede alterar el funcionamiento de las tirosinquinasas y de las señales lanzadas por algunos receptores membranarios, inhibir algunas cascadas enzimáticas, bloquear algunos factores de trascripción y alterar el ADN. Para expulsar las moléculas dañinas, la célula consume energía y libera radicales libres. Un ensuciamiento demasiado importante tiene efectos variables. O la célula se muere, o funciona de manera insuficiente, o funciona mal, o finalmente, se convierte en maligna.

Tomando como ejemplo algunas enfermedades propias de personas mayores, demostraremos en primer lugar que el ensuciamiento es una explicación posible de sus mecanismos; y en segundo lugar que un régimen alimentario hipotóxico y la toma de complementos nutricionales, constituyen el tratamiento más eficaz.

DIABETES DEL ADULTO

La diabetes del adulto (tipo 2) es bastante frecuente y afecta aproximadamente al 3% de los franceses. Se puede observar una disminución en la secreción de insulina y una insulino-resistenci a. Se considera esta diabetes como incurable y los tratamientos clásicos únicamente ralentizan su evolución, sin llegar a curarla. El mayor peligro es la aparición de complicaciones vasculares debidas a la hiperglucemia, las cuales disminuyen alrededor de un 50% la esperanza de vida de los enfermos.

Probablemente algunos «mecanismos» del ensuciamiento difieran de un paciente a otro, pero según nuestra opinión, esta condición de toxemia puede acabar en una diabetes de tipo 2. Si esta hipótesis es real, el régimen alimentario ancestral constituye el mejor tratamiento. Su objetivo es normalizar el contenido bacteriano y alimentario del intestino delgado y restaurar la impermeabilidad de la mucosa intestinal. Esto permite parar el flujo de moléculas dañinas que vienen del tubo digestivo y que ensucian el páncreas endocrino, los músculos, los tejidos adiposos y el hígado. Los procesos de depuración eliminan progresivamente de las células los desechos que les impiden funcionar con normalidad, especialmente en las células blanco de la insulina.

Experimentamos nuestro método dietético en 14 personas que padecían diabetes de tipo 2, con una glucemia en ayunas variando entre 1,50g y 3,50g y un porcentaje de hemoglobina glicosilada superior a 6,8%. Los resultados fueron los siguientes: Éxito importante en 11 pacientes; después de varias semanas y hasta varios meses después de la dieta, la glucemia ha vuelto a su normalidad o subnormalidad (cerca de 1g), lo que ha permitido quitar los medicamentos; la proporción de hemoglobina glicosilada se normaliza alrededor del 6%. Éxito parcial en 3 pacientes.

ARTROSIS

Afección muy frecuente que afecta al 80% de los individuos de edad superior a los 70 años, tal como lo demuestran los exámenes radiológicos. Pero solo las formas evolucionadas y graves son dolorosas. La herencia no interviene de manera significativa, lo que demuestra el papel fundamental de los factores del entorno. Existen en la artrosis signos óseos, pero las lesiones iniciales se encuentran al nivel del cartílago (degeneración, fisura, reducción).

El funcionamiento de los condrocitos (células encargadas de fabricar el cartílago) se ve dificultado por el ensuciamento provocado por las moléculas alimentarias o bacterianas llegadas del intestino delgado. El resultado lógico de esta concepción es utilizar el régimen alimentario ancestral como tratamiento de la artrosis. El método ha sido probado por 30 pacientes, todos sufriendo de artrosis neta afectando a varias articulaciones. Los resultados fueron sorprendentes e inesperados para esta patología considerada como incurable, por el hecho de que se ha observado siempre un efecto positivo en el plano clínico: importante y frecuentemente espectacular en el 66% de los casos; moderado en los restantes casos

ENFERMEDAD DE PARKINSON

Afección frecuente, que sufren el 1 % de los sujetos de 50 años, el 10% de los de 60 años, y cuya influencia aumenta a lo largo de los años. En el 10% de los casos, el Parkinson es hereditario, y en el 90% de los casos es adquirido. Esto significa que los factores del entorno intervienen y que no se trata ni de un virus, ni de una enfermedad autoinmune. Algunas neuronas se degeneran, principalmente las que producen la dopamina. Las terapias clásicas representan un progreso importante, pero son únicamente sintomáticas y no impiden la agravación progresiva de los trastornos.

La causa de la muerte neuronal permanece desconocida. Proponemos que el «primum-movens» sea un ensuciamiento de las neuronas dopaminérgicas por macromoléculas bacterianas y alimentarias que llegan del intestino delgado. Esto significa que si las neuronas muertas no se pueden reemplazar, otras están únicamente ensuciadas y podrían ser recuperadas por el cambio nutricional. Por otra parte, las neuronas de otras áreas del cerebro serían capaces -después de una desintoxicació n- de compensar en parte los daños sucesivos a la pérdida de neuronas dopaminérgicas. Hemos probado nuestro método en 4 casos que sufrían de Parkinson típico. Ha sido siempre observada una mejora, situada entre el 50% y 70%.

CÁNCER

Para convertirse en cancerosa, una célula ha tenido que sufrir 4 alteraciones genéticas. Además, es preciso que estas alteraciones afecten a algunos genes convirtiéndolos en peligrosos. Los factores ambientales juegan un papel importante: radiaciones, tabaco, benceno, amianto y algunos virus, que están implicados en el 30% de los casos. En los restantes, dichos factores permanecen desconocidos. Proponemos que se pueda tratar de moléculas bacterianas y alimentarias llegadas desde la luz digestiva provocando un triple ensuciamiento:

• Ensuciamiento intracelular, que es la mayor causa de la cancerización de una célula. Las macromoléculas exógenas pueden actuar de manera directa, ligándose al ADN y alterando su estructura o de manera indirecta desequilibrando el funcionamiento de la célula, con activación de los genes peligrosos, inhibición de los genes protectores y producción de radicales libres que van a agredir el ADN.

• Ensuciamiento de los linfocitos T citotóxicos y de las células NK (natural killer) encargadas de la vigilancia inmunológica, es decir de la destrucción de las células cancerígenas.

• Ensuciamiento de las células sanas y de la matriz extracelular, impidiendo a estas estructuras que provoquen la normalización de las células malignas o su suicidio por apoptosis (muerte celular programada) de las mismas.

Resulta evidente la relación entre cáncer y alimentación. El resultado de varias encuestas recientes sobre la epidemiología de los cánceres, atribuyen a una mala alimentación más del 80% de la responsabilidad en los grandes cánceres frecuentes en Occidente: mama, próstata, colorectal y pulmón. Múltiples estudios han permitido confeccionar una lista de alimentos favorecedores o protectores del cáncer. Esta lista, establecida por el estudio de grandes poblaciones, es perfectamente compatible con la dieta resultado de nuestras reflexiones. Por tanto, no es sorprendente que el régimen hipotóxico tenga una excelente acción preventiva para los cánceres.

Sobre 1000 pacientes que hemos estudiado (sólo hemos descartado los cánceres de piel porque son esencialmente provocados por rayos solares y parecen independientes del modo de nutrición) y seguido durante 4 años, un solo cáncer ha sido registrado, mientras que el número esperado era de 18,42. La diferencia entre 18,42 y 1 es muy significativa a nivel estadístico. El valor preventivo del régimen original, previsible en teoría, se ve confirmado por la experiencia.

¿Puede tener el cambio nutricional un valor curativo en el cáncer declarado? La teoría lo indica, por lo menos en algunos casos. El régimen puede desintoxicar las células que una alimentación aberrante había ensuciado. A nivel práctico, hay que diferenciar dos grupos de pacientes:

1º) Aquellos que reciben quimioterapia. El régimen hipotóxico les permite soportar mejor la quimioterapia, pero el régimen muestra poca acción contra el cáncer. Esto es lógico, porque la quimioterapia mata numerosas células sanas. Por lo tanto, se opone a los efectos del régimen hipotóxico, cuya acción se basa en las células sanas que funcionan perfectamente.

2º) Aquellos que no reciben quimioterapia, sea porque ya ha sido finalizada, sea porque no está indicada en este tipo de cáncer o porque el enfermo la ha rechazado. Dos puntos destacan de nuestra experiencia: La dieta no puede curar los cánceres demasiados extendidos, con metástasis múltiples, aunque al parecer retarda la evolución y alarga el tiempo de vida. La dieta puede curar o por lo menos mantener a raya algunos cánceres, metástasis incluidas, a condición de que estas últimas estén limitadas en volumen.

CONCLUSIÓN

Hemos propuesto una teoría en la cual la alimentación moderna constituye el primer eslabón de la larga cadena que conduce al desarrollo de numerosas enfermedades, consideradas hasta hoy como de patogenia «misteriosa» . Dentro de las tres patologías que diferenciamos, la patología de ensuciamiento es la que interviene en las enfermedades ligadas al envejecimiento.

El fundamento básico de nuestra concepción se demuestra por los notables resultados obtenidos en estas diversas enfermedades que no sabemos prevenir, clásicamente incurables o difícilmente curables. Todo se ha logrado mediante una alimentación bien elegida, integrando la toma de complementos nutricionales (oligoelementos, vitaminas, antioxidantes, fermentos lácticos). Los ejemplos que hemos facilitado (diabetes del adulto, artrosis, enfermedad de Parkinson, arterosclerosis y cáncer) son significativos.

El régimen alimentario ancestral se merece un sitio importante en geriatría, puesto que no tiene ningún peligro, ninguna carencia y se puede asociar sin problemas a cualquier tipo de tratamiento alopático o no convencional.

fuente: Dr. Jean Seignalet Medicinas Complementarias, Nº 59