Esta receta es en realidad una variación de la conocida receta de los vasitos pero adaptada a las dietas sin glúten, así como a la dieta Seignalet. Lo que hacemos es, simplemente, sustituir los ingredientes que no nos interesan, como la harina de trigo, por otra harina que nos vaya bien. Una de las mejores alternativas que tenemos es utilizar harina de arroz mezclada con maizena (harina de maíz sin glúten) en una relación de 2 partes de harina de arroz por una de maizena. Esta mezcla imita bastante bien la textura del glúten del trigo, consiguiendo una miga bastante consistente. La harina de arroz sola no es tan consistente, se desmenuza más fácilmente, aunque no deja de ser una de las mejores opciones y la más económica. Podéis probar otras combinaciones según vuestros gustos y necesidades, por ejemplo harina de quinoa, trigo sarraceno, amaranto, mijo, fécula de patata, etc… y probar con variedades integrales, que son más nutritivas.

El mejor azúcar que podéis usar es la rapadura de caña, la panela o la «miel de caña». El resto de azúcares no son realmente sanos, ni si quiera la mayoría de azúcares integrales, que suelen estar refinados. El azúcar que tiene los granitos muy sueltos, aunque sea marrón, está refinado. Por supuesto, evitaremos siempre que podamos el azúcar blanco, que es el que se usa para la gran mayoría de productos de pastelería.

En esta receta usamos cacao puro en lugar de chocolate. Usamos este cacao, porque a diferencia de otros cacaos solubles (los que añadimos a la leche o preprados de chocolate a la taza), el cacao puro no lleva azúcar añadido ni otros aditivos que no nos interesa tomar. Por eso el cacao puro no es dulce ni graso. Teniendo en cuenta esta característica tendremos que añadir en esta receta un poco más de aceite de oliva y más azúcar para compensar, ya que la receta original que encontraréis por ahí está pensada para cacao soluble. Si queréis probar otros sabores también podéis usar harina de algarroba para sustituir todo el cacao o una parte del mismo.

Si no queréis usar lácteos podéis usar otros tipos de leche, batidos o yogur vegetal. Esta receta sale bien con yogur, con leche de soja o con «nata» de soja, que es una especie de imitación de la crema de leche a base de soja. En la receta original se usa un yogur y una vez vacío se utiliza el mismo envase para medir los otros ingredientes. Si usáis leche de soja utilizad un vaso o una taza para hacer las mediciones. Las medidas de la receta se refieren a vasitos de yogur.

También es muy interesante para dar sabor al bizcocho añadir algún tipo de licor. La gran mayoría de licores destilados son aptos para celíacos, aunque no están recomendados en la dieta Seignalet. No obstante, la cantidad de licor que vamos a tomar en cada porción de bizcocho será muy pequeña, ya que con un vasito de chupito es suficiente para toda la masa. Uno de los licores que quedan mejor es el de anís (el típico anís del mono). También existe la posibilidad de aromatizar el bizcocho con anís natural, vainilla, canela o cualquier otro sabor que se os ocurra. Esto se puede hacer hirviendo la leche con una ramita de vainilla o añadir extracto en polvo o líquido.

Ingredientes para el bizcocho de chocolate sin glúten para 8-10 personas aproximadamente:

·6 huevos
·2 yougures (2 vasitos) o leche de soja
·2,5 vasitos de aceite de oliva suave (o de oliva virgen)
·4 vasitos de azúcar (rapadura)
·3 vasitos de harina (de arroz, maizena, quinoa, etc…)
·2 vasitos de cacao puro
·1 sobre levadura (o 2 dependiendo de la marca)
·1 pizca de sal
.1 chupito de licor de anís (podéis prescindir de él o poner otros aromas)

Preparación:

Empezamos montando las claras de los huevos a punto de nieve, añadiendo una pizca de sal. A continuación mezclamos bien las yemas con el yogur o la leche vegetal, añadimos el aceite de oliva, un poquito más de sal, el azúcar, la levadura, el cacao y el chupito de licor.

Cuando tengamos esta mezcla añadimos las claras poco a poco para mantener la esponjosidad del punto de nieve. Si no queréis montar las claras el bizcocho saldrá bueno igualmente, algo menos esponjoso eso sí, ya que las claras a punto de nieve ayudan a que el bizcocho crezca más en el horno.

Preparamos un molde encamisado (con mantequilla y harina espolvoreada) o con papel de aluminio para que sea fácil de desmoldar después. Vertemos la mezcla en el molde y la metemos en el horno, ya precalentado, a 175ºC durante 40 minutos. Siempre es mejor hornear solamente con calor por debajo, para que el bizcocho suba lentamente y no se queme por arriba. Dependiendo del horno y las condiciones de cada zona, el horneado correcto del bizcocho puede variar entre 25 y 60 minutos, por lo que es aconsejable que si no tenéis práctica, pasados 35 minutos de cocción abráis el horno, pinchéis el bizcocho con un mondadientes o un tenedor hasta que os salga completamente limpio. Para esta cantidad de masa es aconsejable un molde de unos 25x30cm, para que la masa en crudo tenga una altura de al menos 2cm. También funcionan muy bien los moldes para plumcake, aunque para esta cantidad de masa hay que usar al menos dos.