Muchos de vosotros ya habréis oído que el azúcar refinado, el azúcar blanco, no es muy bueno para nuestra salud, pero pocos saben cómo afecta esta sustancia a nuestro organismo y los efectos que tiene sobre nuestra salud. Esto es lo que intentaremos explicar de manera resumida en este artículo.

El sabor dulce es uno de los más aceptados por la mayoría de gente. Es sin duda el sabor preferido de los más jóvenes, quizás porqué es el menos agresivo, el más agradable. Los refrescos dulces son los mas consumidos, y también es dulce todo lo que lleva chocolate. Mucha gente recurre al dulce para cualquier desajuste anímico: tristeza, depresión, alegría, euforia. Esto se debe a que el azúcar produce una lógica subida de azúcar en sangre que nos da un subidón de energía. Pero al mismo tiempo, como la mayoría de subidones, cuando éste se acaba nos sentimos cansados, y el cuerpo demanda más de esa sustancia. Este ciclo es muy adictivo, como cualquier otra drogadicción, y en el caso del azúcar la dosis es muy fácil de conseguir, porque el azúcar está presente en muchos de los alimentos preparados (incluso los salados).

Lo malo del azúcar que tomamos es que es refinado. Esto significa que se obtiene mediante procedimientos químicos (a partir de la caña de azúcar o de la remolacha). En este proceso se obtiene sacarosa (glucosa más fructosa) y algunos contaminantes resultantes del proceso, pero se pierden la fibra, los minerales, las vitaminas y los oligoelementos presentes en el producto antes del refinado. Para poder metabolizar este producto empobrecido, el cuerpo tiene que recurrir a sus propias reservas de vitaminas y minerales, primero las que encuentra en la sangre, después las que hay en el cerebro y en los riñones. Esta situación va desmineralizando el organismo con el tiempo. El azúcar moreno, lamentablemente, también presenta los mismos inconvenientes que el refinado, sólo con la excepción del azúcar conocido cómo rapadura, que se obtiene por un proceso más artesanal que preserva las vitaminas y los minerales.

A pesar de todo, no podemos renunciar al dulce, porque nuestro organismo lo necesita para tonificar el estómago, el pancreas y el bazo, entre otras cosas. La única opción saludable que tenemos es recurrir a dulces naturales que nos sacien la necesidad de consumir azúcar. Podemos optar por las verduras dulces, como la calabaza, la zanahoria o el brócoli, que se pueden tomar crudas o en forma de crema o puré. La fruta deshidratada y los cereales integrales de sabor dulce nos pueden ayudar. El consumo correcto de todos estos alimentos debe hacerse con una adecuada ensalibación, al igual que con todos los alimentos que comamos, incluida el agua. También podemos recorrer a las melazas de cereales (de arroz, cebada, trigo o maíz), obtenidas de la fermentación del cereal, un proceso que además favorece la digestión del propio alimento que es de alto valor nutricional.

También podemos recurrir a la stevia, conocida como la planta dulce, para sustituir el azúcar del café o de los postres. Además de endulzar, esta planta nos regula los niveles de azúcar en sangre, regula la tensión arterial, y ayuda a reducir la ansiendad de comer. El sabor dulce que nos deja en la boca quita el deseo de dulces durante un tiempo. La miel (siempre que sea de origen ecológico y no procesada industrialmente), es sin duda uno de los mejores endulzantes naturales que podemos consumir, ya que además de endulzar es un alimento muy completo que nos aporta muchos nutrientes.

A la hora de elegir elegir los endulzantes que vayamos a consumir deberíamos tener siempre en en cuenta que los primeros que deberíamos eliminar de nuestra dieta los edulcorantes artificiales, como la sacarina o el aspartamo, que pueden llegar a ser peores que el azúcar refinado, debido a su proceso de fabricación totalmente artificial, a base de sustancias químicas que suelen ser neurotóxicas.

Sin embargo también hay que saber que un consumo muy moderado de edulcorantes o de azúcar blanco no tiene porqué ser peligroso. Los efectos negativos de estas sustancias son evidentes con un consumo elevado. Esto mismo se puede aplicar al consumo de otros tóxicos como el alcohol. Si nos alimentamos de forma correcta y en alguna ocasión aislada tomamos un poco de azúcar, un vaso de vino, o una sacarina, el cuerpo será capaz de eliminar los tóxicos del organismo sin problemas. Si por el contrario ingerimos gran cantidad de tóxicos diariamente el cuerpo no podrá eliminarlos de forma correcta.

Corrigiendo estos hábitos y eligiendo corectamente los endulzantes que tomamos en cada mmomento tendremos más energía física y mental y mejoraremos mucho nuestra salud.